martes, 25 de noviembre de 2008



Los pobladores de estas urbanizaciones populares son emigrantes de la sierra.

VÍCTIMAS EXTREMAS DE LA INFLACIÓN: LOS ASENTAMIENTOS HUMANOS

Los sueldos que ganan sus esposos se han devaluados por el efecto inflacionario.

La subida de precio golpea aún más a quienes no tienen absolutamente nada, pues ellos lamentablemente seguirán perdiendo algo, su dignidad.

Pero quienes son estas víctimas extremas de la inflación que no teniendo nada, siguen perdiendo algo, víctimas de la desesperación por mantener un hogar con exiguos sueldos para tremenda situación especuladora, víctimas de la arrogancia y marginación de sus autoridades que les prometieron sacarlos y no hundirlos en su ya reinante miseria; estos desposeídos que sobreviven en una especie de clan familiar cercados por un par de esteras o adobes y carentes de cualquier servicio básico, son los asentamientos humanos, esas “urbanizaciones” populares resultados de una inaudita e irreal política económica, que responden al simplismo conceptual del libre mercado y de la no intervención del estado, pues ello nos conduciría a incrementar aún más la pobreza , irónico razonamiento de quienes lo tienen todo y por consiguiente en nada les afecta el que los precios de la canasta familiar cada día sufra algún tipo de variación en sus costos.

Las amas de casa como agentes principales en las economías familiares, hacen denodados esfuerzos por lograr apaliar tremendo abuso de la ecuación de la oferta y la demanda, y peor aún del resultado inflacionario reinante en nuestro país. Pero imaginemos como harán esas madres de los sitios marginales a la hora de acudir a un mercado y encontrar que el arroz ya no está dos soles como lo dejo ayer, sino s/.3.50, que el aceite promedia los diez nuevos soles y que ya no podrá comprar carnes porque ni hablar, los precios simplemente están por la nubes; esas pobres mujeres no solo tendrán que caminar mucho para conseguir algo más barato y no dejar de alimentar a sus hijos, sino que ven mellada aún más su dignidad como seres humanos, ven como en un país que se dice crece sostenidamente, y que estamos a puertas de lograr un grado de inversión que haga que los más pobres salgan de ese estado, los margina aún más, y los lleva al despeñadero de los vicios y de las lacras que sufren estos seres humanos.

“Paraíso del norte” es un asentamiento humano que está ubicado justo detrás de la compañía de alimentos álicorp por la panamericana norte, al ingresar a esta comunidad popular, se respira simplemente una atmósfera de miseria , sus pobladores restan y dividen su vida, suman y multiplican su esfuerzo, pero finalmente caen en el infinito concepto de que todo está subiendo y no hay manera de hacer algo.

Irma Estela Requejo dejó su Chota querida para probar suerte en Chiclayo, ella como mucho provinciano de la Macro Región Norte emigró a la costa con la intención de mejor su estatus social y económico, propósito que no consigue, pues aduce que la suerte no la acompañado, y que terriblemente a esto, se ha sumado el actual contexto económico que atraviesa el país, los precios de los productos de primera necesidad han aumentado de manera vertiginosa, situación que merma sus esperanzas de ofrecerles a sus cuatros hijos una vida llena de oportunidades.

Irma, mientras comienza a buscar algunas maderas que le sirvan para acondicionar una cocina de leña, manifiesta su deseo de volver a su tierra natal, Chota, “mi mamá me dice que vuelve porque las cosas allá están un poco mejor, y en mi tierra siquiera uno no se muere de hambre”, comentó; mientras contaba sus penas, en su rostro se dibujaba la indignación , pues el sueldo que su esposo gana ya no les alcanza para asumir los gastos que día a día aumentan por el tremendo encarecimiento de los productos.

Como este caso, existen miles en nuestra región, y qué decir del país entero donde el 50% de los habitantes viven en situación de pobreza y un 20% bajo la extrema indigencia, realidades latentes, preocupantes y con repercusiones en la vida social del ciudadano. El factor económico tiene un sin número de elementos que condicionan el buen desarrollo de una sociedad, los orienta en tres vertientes, el de vivir, el de sobrevivir y el de mendigar. Lamentablemente en nuestra región nos estamos acostumbrando a presenciar la tercer vertiente, la de mendigar.

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