martes, 25 de noviembre de 2008


Muchik es una lengua que enciende pasiones entres sus investigadores.


AYEN TESEKEDO, EDO MUCHIK:
“BIENVENIDOS A LA LENGUA MUCHIK”


Todos quienes investigan la lengua de los moches coinciden en que ella desapareció, y lo que se diga posterior a ello, está en base a los registro dejados desde 1644 y mediados del siglo XX.


Fernando de la Carrera, vicario de Reque y de ascendencia Muchik por línea materna, recopiló, por los años de 1644, en su maravillosa obra conocida como “El arte de la lengua yunga”, un listado de palabras de manera directa de los habitantes moches, con la intención de adoctrinar a los nativos norteños y enseñarles los mandamientos, además de aspectos religiosos propios de la iglesia católica de esa época. Sus conocimientos sobre gramática bastaron para estructurarlas dentro un conjunto de reglas y principios que regulan el uso lingüístico, grabando y construyendo a través del habla, el sonido propio de su experiencia directa. Al igual que él, muchos son los investigadores que atraídos por esta lengua sui géneris, mostraron su interés por recopilar e impregnar lo estudiado para su posterior investigación. Estos personajes no imaginaron que hoy, en pleno siglo XXI, existen personas que gracias a su tesonera búsqueda de valores ancestrales, promueven su recuperación e inserción en el ámbito de la identidad lambayecana. Pero, de manera paralela a su rescate, se ha abierto la discusión sobre la pronunciación real de cada una de las palabras Muchik, es decir, la forma de articular la cadena hablada o sonora de la lengua.

Esta discusión se basa en que, el lenguaje junto con otras cualidades humanas fue, y aún lo es, un proceso que se viene desarrollando a través de sucesivos procesos evolutivos, que van desde el momento en la cual el homínido tuvo la necesidad de comunicarse a través de signos y sonidos característicos de su época, hasta la llegada del hombre actual. Entonces la necesidad determinó el desarrollo de habilidades en cada una de las especies y subespecies que interactuaron en un espacio y tiempo determinado. Estos cambios generaron la posibilidad de trasmitir de generación en generación un uso adecuado del lenguaje, en el sentido fonético, fonológico y gramatical. Igual proceso desarrollo la desaparecida lengua Muchik, y hoy, cuando en pleno siglo XXI, se busca recuperarla, la tarea se hace sumamente difícil, pues, volver a recuperar la fonética real muchik, es como querer tener de regreso la lozanía de una flor que hace tiempo murió. Es preciso, hacer hincapié, que a la desaparecida fonación de esta lengua, se unen las variaciones topográficas, es decir, sus diversas dialectizaciones; así tenemos, que entre los límites de Olmos y Motupe se marcaba una clara diferenciación como en los valles de Chicama y Virú en La Libertad. Subyace a esto la diacronía y los usos lingüísticos estratales del idioma.


Una discusión de vida o muerte.


El origen de la lengua Muchik es aún más incierta. Hay quienes sostienen que fue un idioma autónomo, otros que podría ser un idioma extranjero con cierta influencia maya, aunque esta última tesis es muy remota. También es importante señalar que los investigadores como: Jorge Zevallos Quiñones, Ernst W. Middendorf, Josefina Ramos Cox , sostienen que lenguas como el Quinghan, Pescadora en Eten, Tallán en el norte de Lambayeque y Sec de Sechura en Piura, fueron dialectos propios del Muchik, con características distintas, pues el espacio donde se desarrollaron eran variados en su relación directa con su ecosistema. Guillermo Figueroa Luna, investigador e historiador, manifiesta que determinar cómo variables del Muchik dichas lenguas, es aventurase sobre algo aún no investigado.

En ese sentido la desaparición o muerte del Muchik es actualmente el centro de discusión. Discusión que está en torno a los sonidos o pronunciaciones otorgados a los listados de palabras dejadas por investigadores como De la Carrera , Middendorf, entre otros.


Ana Ramos Cabrera investigadora de la lengua muchik, al igual que Guillermo Figueroa y la profesora de Historia Ninfa Idrogo Cubas, coinciden que el Muchik es una lengua que desapareció a mediados del siglo XX, esto debido a la dominación del castellano, al miedo y la vergüenza que tenían los jóvenes al hablarlo, pues ello les ocasionaría la represión y la marginación en sus pueblos. Don Guillermo Figueroa sostiene que la lengua muchik fue despareciendo de manera paulatina por un “ sistema educativo de agresión hacia la lengua Muchik. Se enseñaba el monopolio de la lengua castellana; la escuela despreciaba todo sistema cultural moche en favor del sistema cultural occidental”, es en este contexto en que los mochicas hablantes comenzaron a desaparecer y con ellos la lengua y su pronunciación.


Pero existe una postura disímil que contrapone conceptos reivindicativos con el objetivo de rescatar la lengua de los mochicas para su futura expansión como un idioma hablado, sin embargo esta postura le ha ocasionado muchos detractores a la Bióloga Ana Ramos Cabrera, ella sostiene que sí es posible articular fonemas y tentar su pronunciación como una lengua renovada; es decir, tratar de asemejarse al Muchik de sus inicios, pero sin pretender igualarla, porque ello es imposible ”nunca vamos a saber cómo es que hablaban los mochicas, es muy difícil porque no existen personas sobrevivientes que hablen Muchik para escucharlas …, pero, podemos acercarnos lo más posible a su fonética o pronunciación”, agregó. Ana, quien pertenece a la Sociedad de Ciencia y Cultura Muchik de Lambayeque, tiene la habilidad de hablar seis idiomas, peculiaridad que le ha permitido, según sus propias palabras ”elaborar un laberinto de fonemas, hecho que no lograría si hablara simplemente el español”, ella considera esto como una ventaja, pues, al conocer varios idiomas le permite disponer de un abanico de fonemas para distinguirlos en la versión mochica.”Yo no sé como una persona lo podría sacar, es decir, pronunciar el Muchik, sino se conoce estos idiomas” refirió.


El historiador e investigador Guillermo Figueroa manifestó que muchik es una lengua muerta, pero que hay que investigarla porque quedan muchos elementos vivos, para ello tendríamos que tener un panorama aún más amplio para saber hasta qué punto podemos inquirirla ”hay que ser lingüista para saber hasta qué punto puede llegarse a una investigación sobre lo que queda de la lengua”, además agregó que es aventurado decir que el idioma mochica puede ser recuperada, sin que antes no se haya investigado a profundidad el porqué de su desaparición; cuáles fueron los factores que determinaron su extinción, y si en la actualidad esos factores todavía determinan su destrucción “… no se plantea el problema en los términos de su desaparición por factores o elementos estructurales que actuaron y que tal vez siguen actuando sobre la cultura moche para su destrucción” acotó. En estos términos se refiere a la dominación cultural del castellano sobre el muchik. Por lo tanto, sería imposible hablar de una lengua muchik renovada.


Pero como en toda discusión siempre existe un mediador, la profesora de Historia , Ninfa Idrogo Cubas, docente del colegio “Pedro Ruiz Gallo” de Ciudad Eten, último bastión del muchik, refiere que “ muchik como idioma murió a mediados del siglo XX y actualmente no tiene fonética”, esto por la grandes variaciones sufridas por la lengua muchik como lo sostenía Hans Heinrich Brüning al encontrar en su desplazamiento a Eten, una lengua ya casi en desuso y una limitada competencia lingüística de los hablantes que aun quedaban, tanto así, que para conseguir el equivalente a una palabra Brüning tenía la necesidad de preguntar por lo menos a diez personas distintas sobre una misma palabra. Entonces con estas anotaciones la profesora Ninfa Idrigo sostiene que es posible recuperar la lengua, pero como elementos sueltos; es decir, usar las palabras dejadas por los investigadores de manera recreativa para atraer a los niños y jóvenes hacia el estudio de la cultura mochica, porque si se sigue especulando sobre una investigación inconclusa, la repercusión puede ser negativa en el ámbito cultural lambayecano. “debemos pronunciar tal y como se escribe, pues, intentar darle sonidos, es muy aventurado y peligroso” manifestó.


Los Muchik y la naturaleza.


La lengua muchik está relacionada estrechamente con lo natural, esto se da según la investigadora Ana Ramos porque ”los mochicas eran bien observadores , inteligentes al contacto con la naturaleza”, y que gracias a su sensibilidad con su entorno, ellos convertían los sonidos onomatopéyicos en palabras con cierta estructura gramatical y sonórica, en elementos que formaban parte de su convivencia real. Un ejemplo concreto es el de “MURRUP” sonido producido por un reptil llamado iguana, al cual los moches relacionaron con el nombre del animal. Otros de los ejemplos es el término POC- POC designación que se le dio a un ave llamada agorera, pues, aquella ave producía dichos sonidos. En ese sentido existe concordancia entre los investigadores de la existencia de sonidos onomatopéyicos en el desarrollo de la lengua Muchik. Estos sonidos producidos por su entorno natural, forman parte del abanico de palabras investigadas hasta el día de hoy.

Palabras Muchik castellanizadas.


Se ha establecido que fue el castellano como cultura dominante, la causante de la desaparición del Muchik como idioma, y no el quechua, pues, el tiempo entre la conquista inca y la llegada de los españoles fue relativamente corto. A pesar de ello la influencia quechua ha quedado registrada en los pueblos de Incahuasi y kañari. El investigador Guillermo Figueroa sostiene que el castellano destruyo al Muchik y con él se produjo la fusión de muchos de los términos hoy conocidos. Ana Ramos considera que el sistema occidental busca estructurar el idioma moche al contexto lingüístico español, así pues se observa que cuando una palabra Muchik termina en consonante los españoles de inmediato le agregaban la vocal “e ” con lo cual le otorgaban nuevos fonemas y nuevos sonidos a su pronunciación.


“Murrup” es un caso notable, la historia nos dice que un grupo de pobladores, niños específicamente, corrían detrás de una iguana, esta logró escabullirse en un agujero, hacia donde los niños se dirigieron para cogerla. No encontraron a la iguana, pero sí un recurso necesario y vital para la sobrevivencia del pueblo de Murrup, el agua; desde ese entonces y en agradecimiento a la iguana el pueblo fue llamado Murrup, posteriormente y a la llegada de los españoles paso a denominarse Morrope como se le conoce actualmente a este distrito Lambayecano.


La palabra cholo para el Perú se origina con el vocablo Muchik “Cholu”, que significa muchacho. ¿Cómo es que varió?, pues, recordemos que tras la llegada de los españoles muchos jóvenes que hablaban Muchik eran donados o tomados como ayudantes de los españoles. Al convivir con los blancos los jóvenes indígenas se hicieron mestizos culturales y el término cholo se generalizó para todo mestizo de la parte norte del Perú. Esto demuestra que la dominación lingüística no sólo modificó el significado real de los vocablos Muchik, sino que las convirtió en emblema de marginación y de racismo hasta nuestros tiempos. Así existieron vocablos moches como el de “Yampallej”, que paso al castellano como Lambayeque, de igual manera el de “Tucum”, que posteriormente paso a llamarse Túcume. Ana Ramos coincide en que “todo idioma tiene sus variantes en el espacio y tiempo que le toco vivir, y más aún cuando es dominada por una lengua foránea irremediablemente tendrá un tipo de variación en su estructura gramatical y fonética”


Muchik y la Identidad Lambayecana.


La necesidad se constituye como el motivador para realizar, producir o promover algún hecho. En ese sentido es necesario que los lambayecanos tengan la necesidad de conocer, discutir y promover las investigaciones sobre los elementos vivos, que aún quedan de la lengua Muchik como un legado cultural con características regionalistas y de confiables escritos que recopilaron parte de la historia lambayecana a través de su lengua.

Guillermo Figueroa dice que el intento de recuperar la lengua Muchik puede ” tener una función útil para incentivar el regionalismo y la identidad de los lambayecanos. Pero con un regionalismo ligado a la ciencia porque de lo contrario no sería un verdadero desarrollo”, la misma postura tuvo la profesora de historia Ninfa Idrogo , quien considera necesario acercar a los jóvenes y niños hacia su cultura, pero impregnándole la verdades sobre ella.
Mención aparte merece el entusiasmo y amor que le impregna Ana Ramos a la investigación que produce junto a un grupo de profesionales, para rescatar el valor ancestral del Muchik, ella nos refiere que “ para comprender y querer el mochica hay que transformarse en Muchik , ser, compartir y considerarse mochica, de lo contrario no podríamos apreciarla ni quererla”, señalo.


Debemos terminar felicitando a quienes con sus aportes han abierto el camino a la discusión sobre la posibilidad de otorgarle reglas y sonidos a los términos o palabras Muchik. Cualquiera sea la postura, es indispensable usar criterios razonables y lógicos sobre los elementos investigados y sobre los resultados que se puedan obtener.

Precisiones:

“No existe ningún padrón”


“No existe ningún padrón de hablantes muchik en la actualidad, esto porque a mediados del siglo XX, los jóvenes dejaron de hablarlo por el miedo y la vergüenza”, dijo Ana Ramos.

“Se presume que aún quedan herederos del muchik”


Ninfa Idrogo presume que en Trujillo viven los herederos de uno de los últimos señores que hablaron el muchik, y lograr que ellos den su testimonio será difícil, pero no imposible.

1 comentario:

Tala Anaxi dijo...

me parece interesante lo de la lengua muchik, creo que deberias seguir con esa investigación , es de mucha ayuda y más que comunicadores sociales tenemos una capacidad de analisis diferente a los demás , puedes escribir libros de eso, bien ahi ps.