martes, 25 de noviembre de 2008



Los pobladores de estas urbanizaciones populares son emigrantes de la sierra.

VÍCTIMAS EXTREMAS DE LA INFLACIÓN: LOS ASENTAMIENTOS HUMANOS

Los sueldos que ganan sus esposos se han devaluados por el efecto inflacionario.

La subida de precio golpea aún más a quienes no tienen absolutamente nada, pues ellos lamentablemente seguirán perdiendo algo, su dignidad.

Pero quienes son estas víctimas extremas de la inflación que no teniendo nada, siguen perdiendo algo, víctimas de la desesperación por mantener un hogar con exiguos sueldos para tremenda situación especuladora, víctimas de la arrogancia y marginación de sus autoridades que les prometieron sacarlos y no hundirlos en su ya reinante miseria; estos desposeídos que sobreviven en una especie de clan familiar cercados por un par de esteras o adobes y carentes de cualquier servicio básico, son los asentamientos humanos, esas “urbanizaciones” populares resultados de una inaudita e irreal política económica, que responden al simplismo conceptual del libre mercado y de la no intervención del estado, pues ello nos conduciría a incrementar aún más la pobreza , irónico razonamiento de quienes lo tienen todo y por consiguiente en nada les afecta el que los precios de la canasta familiar cada día sufra algún tipo de variación en sus costos.

Las amas de casa como agentes principales en las economías familiares, hacen denodados esfuerzos por lograr apaliar tremendo abuso de la ecuación de la oferta y la demanda, y peor aún del resultado inflacionario reinante en nuestro país. Pero imaginemos como harán esas madres de los sitios marginales a la hora de acudir a un mercado y encontrar que el arroz ya no está dos soles como lo dejo ayer, sino s/.3.50, que el aceite promedia los diez nuevos soles y que ya no podrá comprar carnes porque ni hablar, los precios simplemente están por la nubes; esas pobres mujeres no solo tendrán que caminar mucho para conseguir algo más barato y no dejar de alimentar a sus hijos, sino que ven mellada aún más su dignidad como seres humanos, ven como en un país que se dice crece sostenidamente, y que estamos a puertas de lograr un grado de inversión que haga que los más pobres salgan de ese estado, los margina aún más, y los lleva al despeñadero de los vicios y de las lacras que sufren estos seres humanos.

“Paraíso del norte” es un asentamiento humano que está ubicado justo detrás de la compañía de alimentos álicorp por la panamericana norte, al ingresar a esta comunidad popular, se respira simplemente una atmósfera de miseria , sus pobladores restan y dividen su vida, suman y multiplican su esfuerzo, pero finalmente caen en el infinito concepto de que todo está subiendo y no hay manera de hacer algo.

Irma Estela Requejo dejó su Chota querida para probar suerte en Chiclayo, ella como mucho provinciano de la Macro Región Norte emigró a la costa con la intención de mejor su estatus social y económico, propósito que no consigue, pues aduce que la suerte no la acompañado, y que terriblemente a esto, se ha sumado el actual contexto económico que atraviesa el país, los precios de los productos de primera necesidad han aumentado de manera vertiginosa, situación que merma sus esperanzas de ofrecerles a sus cuatros hijos una vida llena de oportunidades.

Irma, mientras comienza a buscar algunas maderas que le sirvan para acondicionar una cocina de leña, manifiesta su deseo de volver a su tierra natal, Chota, “mi mamá me dice que vuelve porque las cosas allá están un poco mejor, y en mi tierra siquiera uno no se muere de hambre”, comentó; mientras contaba sus penas, en su rostro se dibujaba la indignación , pues el sueldo que su esposo gana ya no les alcanza para asumir los gastos que día a día aumentan por el tremendo encarecimiento de los productos.

Como este caso, existen miles en nuestra región, y qué decir del país entero donde el 50% de los habitantes viven en situación de pobreza y un 20% bajo la extrema indigencia, realidades latentes, preocupantes y con repercusiones en la vida social del ciudadano. El factor económico tiene un sin número de elementos que condicionan el buen desarrollo de una sociedad, los orienta en tres vertientes, el de vivir, el de sobrevivir y el de mendigar. Lamentablemente en nuestra región nos estamos acostumbrando a presenciar la tercer vertiente, la de mendigar.
I Festival de Tradiciones Lambayecanas fue todo un éxito.

Chiclayo, Exquisita, Dulce Y Refrescante.
Organizadores esperan que en los próximos años puedan cubrir toda la región y llegar hasta Lima.

Hace muchos años que no se vivía un espíritu festivo por el aniversario de creación política de la provincia de Chiclayo, toda una semana llena de actividades con el propósito de recuperar las tradiciones ancestrales que lamentablemente el poblador chiclayano va dejando de lado para integrarse a este mundo futurista, consumista e irreal. En este contexto de conmemoraciones, el pasado 19 de abril se realizó el I Festival de Tradiciones Lambayecanas, actividad cultural que forma parte de las celebraciones por el 173 Aniversario de Chiclayo, formaron parte de la organización la Sub. Región de Turismo del Gobierno Provincial de Chiclayo y la Facultad de Ciencias Histórico Social y Educación de la Universidad Pedro Ruiz Gallo, a través de su oficina de Proyección y Extensión Social.

La tradicional plazuela Elías Aguirre fue el escenario elegido para acoger a centenares de visitantes deseosos de conocer las costumbres y tradiciones de los pueblos de toda la provincia chiclayana. Al promediar el mediodía y como para incentivar el deguste de exquisitos platos, se dio inicio al conversatorio programado sobre gastronomía: platos típicos, postres y estampas artísticas. Fue la profesora Ninfa Idrogo, prestigiosa investigadora social, quien manifestó la necesidad de recuperar lo que nuestros antepasados nos heredaron ya que “la gastronomía Lambayecana es muy sabrosa por la creatividad de nuestro pueblo, y por ello de nuestra riquísima comida” acotó, la misma opinión tuvo el profesor Lumber Chero Ballena, quien consideró una iniciativa formidable el exponer nuestra riquísima cultura gastronómica ya “que ninguna otra región del país la tiene ”, además ” nuestra ubicación en el centro del Nororiente, el tener una magnífica e incomparable cocina, y mejor aún nuestras costumbres y tradiciones añadidas al poder arqueológico, nos coloca en un punto estratégico en comparación con otras regiones , lo que debemos aprovechar para seguir creciendo”, manifestó.

En este I Festival de Tradiciones Lambayecanas estuvieron representados pueblos como el de Monsefú, el mayoritario en los stands de exhibición de comidas, postres, vestimenta y tejidos. También expusieron sus potencialidades: Picsi, Puerto Eten, Mórrope, Cusco y las diferentes áreas productivas de la Facultad de Ciencias Histórico Sociales y Educación de la UNPRG.

Gregoria Chanamé Senmache pobladora monsefuana, quien vestía un traje típico de su pueblo, agradeció infinitamente a quienes organizaron este festival, porque para ella “ este es una buena manera de hacer conocer nuestras costumbres, nuestra comida, artesanía y la verdadera marinera norteña”, además felicitó a todos los chiclayanos por su aniversario “estoy contenta y feliz de estar y formar parte de su celebración, les deseo lo mejor y que sigan sus festivales”, acotó.

Otra representante de Monsefú es la señora María Esperanza Pisfin, ella es una experta tejedora, ve en estos festivales la oportunidad de vender sus productos y de esta manera seguir con la tradición de sus costumbres, “esta es una oportunidad económica para poder hacer algo y ganar dinero ya que en mi pueblo ya no hay salida de nuestros productos… pero a pesar de nuestras limitaciones este arte tiene que nacerte porque sino nunca podrías hacerlo, y a mí me nació el tejer, quise aprender y lo logre, y ahora, aparte de conservar mi tradición, es una fuente de ingreso para mí”, señalo muy emocionada doña María.

Pero la real atracción del I Festival de Tradiciones Lambayecanas fue la rica gastronomía presentada: el arroz con cabrito, el espesado, el infaltable ceviche y la refrescante chicha, hicieron deleitar el paladar de los visitantes, se escuchaban frases delirantes como: ¡estuvo bueno tía!, ¡que rico mamita! ¿Cuál es tu secreto?, ¡esto no tiene comparación, que viva Chiclayo carajo!, expresiones que reflejan nuestro potencial, y como para sellar con broche de oro la majestuosa marinera norteña, hermosa y elegante representación del baile.

A todo esto, debemos agregar que la Sub. Gerente de Turismo del Gobierno provincial de Chiclayo la señora Norma Muro manifestó que Chiclayo debe “ convertirse en la segunda ciudad turística en el Perú, por ello debemos seguir elevando el sentido de ciudad de la amistad con que se conoce a Chiclayo”, además agrego que “ tenemos todo para convertirnos en la segunda ciudad en importancia del país, por nuestra riqueza gastronómica, costumbrista, arqueológica, danzas; en fin. Todo para despertar este potencial y mejorar nuestras condiciones, proyectarlas al país entero y en el extranjero”, dijo la representante del municipio chiclayano.

Por otro lado, un hecho que ha marcado precedente fue la activa participación de la Universidad Pedro Ruiz Gallo, a través de su Facultad de Ciencias Histórico Sociales y Educación, pues formó parte de la organización del festival, precisamente la profesora Julia Liza recalcó que esta iniciativa “proyecta a la universidad en el rescate de la Identidad Chiclayana”, además, señalo que para el siguiente año el reto es” integrar a los demás pueblos que conforman la región y en un futuro no tan lejano llegar hasta Lima” señalo la también organizadora del Festival.

Finalmente, todos coincidieron que cualquiera fuesen las costumbres y tradiciones del pueblo Lambayecano, estas sirven para rescatar nuestra identidad Moche en cada uno de los chiclayanos, y que festivales como el que hemos vivido, son necesarios y fructíferos para conseguir dicho propósito. Chiclayo nacida para la amistad y el buen gusto, Chiclayo es exquisita, dulce y refrescante.















Muchik es una lengua que enciende pasiones entres sus investigadores.


AYEN TESEKEDO, EDO MUCHIK:
“BIENVENIDOS A LA LENGUA MUCHIK”


Todos quienes investigan la lengua de los moches coinciden en que ella desapareció, y lo que se diga posterior a ello, está en base a los registro dejados desde 1644 y mediados del siglo XX.


Fernando de la Carrera, vicario de Reque y de ascendencia Muchik por línea materna, recopiló, por los años de 1644, en su maravillosa obra conocida como “El arte de la lengua yunga”, un listado de palabras de manera directa de los habitantes moches, con la intención de adoctrinar a los nativos norteños y enseñarles los mandamientos, además de aspectos religiosos propios de la iglesia católica de esa época. Sus conocimientos sobre gramática bastaron para estructurarlas dentro un conjunto de reglas y principios que regulan el uso lingüístico, grabando y construyendo a través del habla, el sonido propio de su experiencia directa. Al igual que él, muchos son los investigadores que atraídos por esta lengua sui géneris, mostraron su interés por recopilar e impregnar lo estudiado para su posterior investigación. Estos personajes no imaginaron que hoy, en pleno siglo XXI, existen personas que gracias a su tesonera búsqueda de valores ancestrales, promueven su recuperación e inserción en el ámbito de la identidad lambayecana. Pero, de manera paralela a su rescate, se ha abierto la discusión sobre la pronunciación real de cada una de las palabras Muchik, es decir, la forma de articular la cadena hablada o sonora de la lengua.

Esta discusión se basa en que, el lenguaje junto con otras cualidades humanas fue, y aún lo es, un proceso que se viene desarrollando a través de sucesivos procesos evolutivos, que van desde el momento en la cual el homínido tuvo la necesidad de comunicarse a través de signos y sonidos característicos de su época, hasta la llegada del hombre actual. Entonces la necesidad determinó el desarrollo de habilidades en cada una de las especies y subespecies que interactuaron en un espacio y tiempo determinado. Estos cambios generaron la posibilidad de trasmitir de generación en generación un uso adecuado del lenguaje, en el sentido fonético, fonológico y gramatical. Igual proceso desarrollo la desaparecida lengua Muchik, y hoy, cuando en pleno siglo XXI, se busca recuperarla, la tarea se hace sumamente difícil, pues, volver a recuperar la fonética real muchik, es como querer tener de regreso la lozanía de una flor que hace tiempo murió. Es preciso, hacer hincapié, que a la desaparecida fonación de esta lengua, se unen las variaciones topográficas, es decir, sus diversas dialectizaciones; así tenemos, que entre los límites de Olmos y Motupe se marcaba una clara diferenciación como en los valles de Chicama y Virú en La Libertad. Subyace a esto la diacronía y los usos lingüísticos estratales del idioma.


Una discusión de vida o muerte.


El origen de la lengua Muchik es aún más incierta. Hay quienes sostienen que fue un idioma autónomo, otros que podría ser un idioma extranjero con cierta influencia maya, aunque esta última tesis es muy remota. También es importante señalar que los investigadores como: Jorge Zevallos Quiñones, Ernst W. Middendorf, Josefina Ramos Cox , sostienen que lenguas como el Quinghan, Pescadora en Eten, Tallán en el norte de Lambayeque y Sec de Sechura en Piura, fueron dialectos propios del Muchik, con características distintas, pues el espacio donde se desarrollaron eran variados en su relación directa con su ecosistema. Guillermo Figueroa Luna, investigador e historiador, manifiesta que determinar cómo variables del Muchik dichas lenguas, es aventurase sobre algo aún no investigado.

En ese sentido la desaparición o muerte del Muchik es actualmente el centro de discusión. Discusión que está en torno a los sonidos o pronunciaciones otorgados a los listados de palabras dejadas por investigadores como De la Carrera , Middendorf, entre otros.


Ana Ramos Cabrera investigadora de la lengua muchik, al igual que Guillermo Figueroa y la profesora de Historia Ninfa Idrogo Cubas, coinciden que el Muchik es una lengua que desapareció a mediados del siglo XX, esto debido a la dominación del castellano, al miedo y la vergüenza que tenían los jóvenes al hablarlo, pues ello les ocasionaría la represión y la marginación en sus pueblos. Don Guillermo Figueroa sostiene que la lengua muchik fue despareciendo de manera paulatina por un “ sistema educativo de agresión hacia la lengua Muchik. Se enseñaba el monopolio de la lengua castellana; la escuela despreciaba todo sistema cultural moche en favor del sistema cultural occidental”, es en este contexto en que los mochicas hablantes comenzaron a desaparecer y con ellos la lengua y su pronunciación.


Pero existe una postura disímil que contrapone conceptos reivindicativos con el objetivo de rescatar la lengua de los mochicas para su futura expansión como un idioma hablado, sin embargo esta postura le ha ocasionado muchos detractores a la Bióloga Ana Ramos Cabrera, ella sostiene que sí es posible articular fonemas y tentar su pronunciación como una lengua renovada; es decir, tratar de asemejarse al Muchik de sus inicios, pero sin pretender igualarla, porque ello es imposible ”nunca vamos a saber cómo es que hablaban los mochicas, es muy difícil porque no existen personas sobrevivientes que hablen Muchik para escucharlas …, pero, podemos acercarnos lo más posible a su fonética o pronunciación”, agregó. Ana, quien pertenece a la Sociedad de Ciencia y Cultura Muchik de Lambayeque, tiene la habilidad de hablar seis idiomas, peculiaridad que le ha permitido, según sus propias palabras ”elaborar un laberinto de fonemas, hecho que no lograría si hablara simplemente el español”, ella considera esto como una ventaja, pues, al conocer varios idiomas le permite disponer de un abanico de fonemas para distinguirlos en la versión mochica.”Yo no sé como una persona lo podría sacar, es decir, pronunciar el Muchik, sino se conoce estos idiomas” refirió.


El historiador e investigador Guillermo Figueroa manifestó que muchik es una lengua muerta, pero que hay que investigarla porque quedan muchos elementos vivos, para ello tendríamos que tener un panorama aún más amplio para saber hasta qué punto podemos inquirirla ”hay que ser lingüista para saber hasta qué punto puede llegarse a una investigación sobre lo que queda de la lengua”, además agregó que es aventurado decir que el idioma mochica puede ser recuperada, sin que antes no se haya investigado a profundidad el porqué de su desaparición; cuáles fueron los factores que determinaron su extinción, y si en la actualidad esos factores todavía determinan su destrucción “… no se plantea el problema en los términos de su desaparición por factores o elementos estructurales que actuaron y que tal vez siguen actuando sobre la cultura moche para su destrucción” acotó. En estos términos se refiere a la dominación cultural del castellano sobre el muchik. Por lo tanto, sería imposible hablar de una lengua muchik renovada.


Pero como en toda discusión siempre existe un mediador, la profesora de Historia , Ninfa Idrogo Cubas, docente del colegio “Pedro Ruiz Gallo” de Ciudad Eten, último bastión del muchik, refiere que “ muchik como idioma murió a mediados del siglo XX y actualmente no tiene fonética”, esto por la grandes variaciones sufridas por la lengua muchik como lo sostenía Hans Heinrich Brüning al encontrar en su desplazamiento a Eten, una lengua ya casi en desuso y una limitada competencia lingüística de los hablantes que aun quedaban, tanto así, que para conseguir el equivalente a una palabra Brüning tenía la necesidad de preguntar por lo menos a diez personas distintas sobre una misma palabra. Entonces con estas anotaciones la profesora Ninfa Idrigo sostiene que es posible recuperar la lengua, pero como elementos sueltos; es decir, usar las palabras dejadas por los investigadores de manera recreativa para atraer a los niños y jóvenes hacia el estudio de la cultura mochica, porque si se sigue especulando sobre una investigación inconclusa, la repercusión puede ser negativa en el ámbito cultural lambayecano. “debemos pronunciar tal y como se escribe, pues, intentar darle sonidos, es muy aventurado y peligroso” manifestó.


Los Muchik y la naturaleza.


La lengua muchik está relacionada estrechamente con lo natural, esto se da según la investigadora Ana Ramos porque ”los mochicas eran bien observadores , inteligentes al contacto con la naturaleza”, y que gracias a su sensibilidad con su entorno, ellos convertían los sonidos onomatopéyicos en palabras con cierta estructura gramatical y sonórica, en elementos que formaban parte de su convivencia real. Un ejemplo concreto es el de “MURRUP” sonido producido por un reptil llamado iguana, al cual los moches relacionaron con el nombre del animal. Otros de los ejemplos es el término POC- POC designación que se le dio a un ave llamada agorera, pues, aquella ave producía dichos sonidos. En ese sentido existe concordancia entre los investigadores de la existencia de sonidos onomatopéyicos en el desarrollo de la lengua Muchik. Estos sonidos producidos por su entorno natural, forman parte del abanico de palabras investigadas hasta el día de hoy.

Palabras Muchik castellanizadas.


Se ha establecido que fue el castellano como cultura dominante, la causante de la desaparición del Muchik como idioma, y no el quechua, pues, el tiempo entre la conquista inca y la llegada de los españoles fue relativamente corto. A pesar de ello la influencia quechua ha quedado registrada en los pueblos de Incahuasi y kañari. El investigador Guillermo Figueroa sostiene que el castellano destruyo al Muchik y con él se produjo la fusión de muchos de los términos hoy conocidos. Ana Ramos considera que el sistema occidental busca estructurar el idioma moche al contexto lingüístico español, así pues se observa que cuando una palabra Muchik termina en consonante los españoles de inmediato le agregaban la vocal “e ” con lo cual le otorgaban nuevos fonemas y nuevos sonidos a su pronunciación.


“Murrup” es un caso notable, la historia nos dice que un grupo de pobladores, niños específicamente, corrían detrás de una iguana, esta logró escabullirse en un agujero, hacia donde los niños se dirigieron para cogerla. No encontraron a la iguana, pero sí un recurso necesario y vital para la sobrevivencia del pueblo de Murrup, el agua; desde ese entonces y en agradecimiento a la iguana el pueblo fue llamado Murrup, posteriormente y a la llegada de los españoles paso a denominarse Morrope como se le conoce actualmente a este distrito Lambayecano.


La palabra cholo para el Perú se origina con el vocablo Muchik “Cholu”, que significa muchacho. ¿Cómo es que varió?, pues, recordemos que tras la llegada de los españoles muchos jóvenes que hablaban Muchik eran donados o tomados como ayudantes de los españoles. Al convivir con los blancos los jóvenes indígenas se hicieron mestizos culturales y el término cholo se generalizó para todo mestizo de la parte norte del Perú. Esto demuestra que la dominación lingüística no sólo modificó el significado real de los vocablos Muchik, sino que las convirtió en emblema de marginación y de racismo hasta nuestros tiempos. Así existieron vocablos moches como el de “Yampallej”, que paso al castellano como Lambayeque, de igual manera el de “Tucum”, que posteriormente paso a llamarse Túcume. Ana Ramos coincide en que “todo idioma tiene sus variantes en el espacio y tiempo que le toco vivir, y más aún cuando es dominada por una lengua foránea irremediablemente tendrá un tipo de variación en su estructura gramatical y fonética”


Muchik y la Identidad Lambayecana.


La necesidad se constituye como el motivador para realizar, producir o promover algún hecho. En ese sentido es necesario que los lambayecanos tengan la necesidad de conocer, discutir y promover las investigaciones sobre los elementos vivos, que aún quedan de la lengua Muchik como un legado cultural con características regionalistas y de confiables escritos que recopilaron parte de la historia lambayecana a través de su lengua.

Guillermo Figueroa dice que el intento de recuperar la lengua Muchik puede ” tener una función útil para incentivar el regionalismo y la identidad de los lambayecanos. Pero con un regionalismo ligado a la ciencia porque de lo contrario no sería un verdadero desarrollo”, la misma postura tuvo la profesora de historia Ninfa Idrogo , quien considera necesario acercar a los jóvenes y niños hacia su cultura, pero impregnándole la verdades sobre ella.
Mención aparte merece el entusiasmo y amor que le impregna Ana Ramos a la investigación que produce junto a un grupo de profesionales, para rescatar el valor ancestral del Muchik, ella nos refiere que “ para comprender y querer el mochica hay que transformarse en Muchik , ser, compartir y considerarse mochica, de lo contrario no podríamos apreciarla ni quererla”, señalo.


Debemos terminar felicitando a quienes con sus aportes han abierto el camino a la discusión sobre la posibilidad de otorgarle reglas y sonidos a los términos o palabras Muchik. Cualquiera sea la postura, es indispensable usar criterios razonables y lógicos sobre los elementos investigados y sobre los resultados que se puedan obtener.

Precisiones:

“No existe ningún padrón”


“No existe ningún padrón de hablantes muchik en la actualidad, esto porque a mediados del siglo XX, los jóvenes dejaron de hablarlo por el miedo y la vergüenza”, dijo Ana Ramos.

“Se presume que aún quedan herederos del muchik”


Ninfa Idrogo presume que en Trujillo viven los herederos de uno de los últimos señores que hablaron el muchik, y lograr que ellos den su testimonio será difícil, pero no imposible.

“RECICLAJE EN CHICLAYO”

Una forma de vida para sobrevivir y hasta de contribuir con los gastos de la casa.

“Mi casa es un basurero, no me gusta el olor, creo que no podré acostumbrarme nunca… muchas veces me voy al colegio sin desayunar y cuando regreso a mi casa, a veces mis hermanos no me guardan almuerzo y por eso salgo a recoger cartones, botellas y bolsas, los vendo y puedo comprar algo para comer…”. Este es el testimonio de Freddy, un niño de diez años, que se dedica a reciclar objetos de la basura, para venderlos a una cierta cantidad de dinero, con lo cual poder adquirir alimentos para mitigar su hambre, y en ocasiones, el de su familia.

El trabajo infantil en sus diferentes modalidades se ha incrementado en los últimos años, debido al elevado nivel de pobreza y extrema pobreza en los que viven muchos hogares lambayecanos, agudizando los conflictos familiares, generando el deterioro del núcleo social básico. Teniendo como primera consecuencia inhabilitar la funcionalidad de velar por el desarrollo integral de los menores.
La actividad del reciclaje es una forma de trabajo infantil, donde no se requiere mayor esfuerzo físico, ya que consiste en abrir bolsas de basura y sustraer residuos de alimentos, cartón, botellas, latas y papel; por ser una actividad sin mayores requerimientos ha atraído a gran cantidad de niños que buscan en esta actividad una oportunidad que les permita aportar económicamente al hogar y además les facilite, a un grupo reducido, asistir al colegio y puedan de algún modo realizar estas actividades laborales en horarios nocturnos, sin ningún tipo de límite; como decía Carlos, de 9 años de edad: “Todos los niños que quieran pueden recoger basura y si no saben aquí les ayudamos”.

Todas las noches, ellos están ahí, en toda calle que alberga en sus veredas, bolsas o tachos de basura, es su lugar de “trabajo”; son ágiles y van de prisa, es necesario ser los primeros en abrir las bolsas, o como ellos lo llaman “bautizarlas”. Se elevan y aterrizan de bolsa en bolsa, muchas veces se detienen en montones de basura para extraer hasta lo más mínimo, “todo puede ser útil”, habidos y celosos guardan en sus sacos todo lo que consiguen para luego en sus casas y con tranquilidad, separar un elemento de otro, empacarlo por kilos para luego arrastrarlos hasta el almacén, donde acostumbran venderlo.
Usualmente estos niños están acompañados por uno de sus padres, hermanos o simplemente un compañero o amigo de su cotidiana labor.
Estos ángeles nocturnos tienen características comunes, provienen de familias disociadas: muerte, abandono y paternidad irresponsable de los progenitores, en otros casos son familias numerosas (seis hermanos promedio). Residen en pueblos jóvenes que comúnmente están en las periferias de las ciudades; sus edades fluctúan entre 8 y 14 años, no guardando relación con su talla y peso; siendo muy probable que en su totalidad sufran de desnutrición y parasitosis.
Deambulan por las calles, expuestos a los peligros de la vida nocturna de Chiclayo, son niños que se movilizan por escenarios plagados de drogadictos, delincuentes, meretrices y prostitución homosexual, factores que contribuyen a la formación de actitudes y manifestación de comportamientos propios de la vida callejera. Es frecuente observar a niños recicladores trabajando en lugares que ofrecen escenas extraídas de algún film pornográfico.
La hora de partida es ocho de la noche, hasta aproximadamente tres de la mañana, buscan ser los primeros, como en todo trabajo, existe competencia no sólo de otros niños, sino de adultos recicladores que utilizan vehículos como por ejemplo, triciclos o mototaxis. En estas seis horas promedio, logran recoger una cantidad que empaquetada equivaldría a dos o tres paquete de 40 kilos cada uno, esto depende de la suerte y habilidad de los niños para avanzar y no permitir que otros los “madruguen”; considerando que no es una cantidad fija, sino que varía según el día y la disponibilidad de tiempo, algunos días regresan con los sacos vacíos.
Los precios fluctúan entre 0.10 y 0.20 céntimos de sol, por kilo de cartón y papel respectivamente, logrando un aproximado de S/. 27.00 a S/. 30.00 Nuevos Soles por semana. Estos exiguos ingresos son la totalidad del ingreso familiar, así lo comenta Carla, una niña recicladora de 11 años de edad: “Yo recojo papeles y cartones, a veces botellas, y mi mamá lo vende, a mí no me dan nada, dice que es para la comida porque tengo hermanos menores y he tenido varios papás… pero no sé quién es mi papá verdadero”. Esta es una realidad compartida con varios niños (as) de su edad.
Jesús y Freddy son hermanos, trabajan junto a su madre, la señora Luzminda de 40 años de edad, ellos saben que tienen que ayudar y la madre entiende que; “Si no salen a trabajar no se come, mis hijos lo saben; yo he trabajado toda mi vida y ya estoy enferma, es necesario que me apoyen en el trabajo”. Lamentablemente la necesidad de sobrevivir hace normal involucrar a los niños en actividades laborales inapropiadas para su edad, son los padres compañeros de trabajo y comparten la responsabilidad de mantener el hogar. Cuando un niño se ve obligado por las circunstancias a jugar el papel de adulto y no cumple a cabalidad sus etapas de desarrollo, psicológicamente hablando, está condenado a cargar y vivir con frustraciones genéricas, nunca más serán los mismos.

LAS INSTITUCIONES Y EL TRABAJO INFANTIL.

Las Instituciones Públicas no tienen la menor idea, ni mucho menos, datos porcentuales sobre la cantidad de niños recicladores en la ciudad de Chiclayo, y por ende, en el departamento de Lambayeque. El Dr. Didier Aliaga Peralta, Jefe de División y Negociación Colectiva, Inspección Laboral y Salud del Ministerio del Trabajo, dijo: “Los datos estadísticos que tenemos sobre trabajo infantil, es particularmente sobre niños que tienen un patrón, es el caso de zonas pesqueras como Santa Rosa, San José y Pimentel, aquí no existen registros sobre niños que se dediquen al reciclaje”.
Cabe mencionar que no hay iniciativa alguna para conocer y en función de ello analizar y promover proyectos con otras organizaciones, con el objetivo de disminuir los índices de trabajo infantil.
Los datos sobre trabajo infantil no solamente son limitadas, sino desactualizados, demostrando una vez más negligencia en entidades públicas que, de algún modo, velan por hacer válidos y prácticos los derechos del ciudadano.
Dice una frase “los niños son el futuro de nuestro país”, en efecto, esta frase se reduce a una vaga idea sobre un futuro mejor, pero su presente no les garantiza nada concreto, ya que la educación, por escasa que sea no les genera la menor esperanza de permitirles inclusión y oportunidad de desarrollo en algún momento de sus vidas.
Considerando que un 60% de estos niños no asisten a escuelas, mientras, el 40% restante asiste por coerción de sus padres, mas no por voluntad propia, siendo la falta de recursos uno de los factores que genera el desinterés, ya que los motivadores no se manifiestan, no tienen uniforme, útiles escolares, y lo más terrible, no tienen ganas, casi toda la noche en la calle y muchas veces van a la escuela sin alimentarse.

Otra realidad nos ofrece la “Casa del Niño”, una institución creada hace dos años por la Beneficencia de Chiclayo, con el objetivo de promover el desarrollo integral del niño y disminuir el trabajo infantil; brindando alimentación, terapias psicológicas, reforzamiento escolar y recreación.
“Actualmente contamos con 70 inscritos, de los cuales 60 podemos decir que son permanentes o activos, esto quiere decir que son atendidos diariamente, consideramos que un 20% del total, estudia y trabajan, porque primero la mayoría estudiaba y a la vez trabajaba o no estudiaban, hoy gracias a la buena voluntad de las madres y al presupuesto de la beneficencia esperamos reducir totalmente el trabajo infantil”, datos proporcionados por La Directora de la Casa del Niño Srta. Paola Ruiz.
Este problema social que se agudiza por nuestra indiferencia, necesita del esfuerzo de todos (sociedad política y civil) para garantizar más que un futuro, un presente lleno de oportunidades, o las suficientes que permitan el desarrollo y equidad para nuestros niños.
Merecen vivir sus etapas apropiadamente, libres de toda acción que trasgreda su formación íntegra, que permita su desarrollo intelectual, espiritual, emocional y física.